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Salud y Vida: marzo 2009

lunes, 23 de marzo de 2009

Médicos advierten problemas psicológicos derivados del cambio de hora

El cambio de horario como retrasar una hora el reloj por el período invernal, trae más complicaciones de lo que uno mismo cree.
Y si bien no son muy duraderas y no afectan a todos por igual, la verdad es que los mayores trastornos que vivimos los seres humanos se evidencian en cambios anímicos, efectos gástricos, estados de ansiedad y trastornos en el sueño.
Frente a este fenómeno que viviremos el próximo sábado 14 de marzo, las consecuencias para la salud a causa de estas medidas no son evaluadas. Estos cambios de hora pueden ser muy útiles en términos de ahorro energético, sin embargo los costos desde el punto de vista de las personas no se miden. El hecho de atrasar la hora requiere de un período de adaptación del cuerpo, mientras tanto, las personas están somnolientas, agotadas o fatigadas, minimizando el rendimiento en el trabajo y aumentando la probabilidad de fallas.
Aquí algunas recomendaciones para que nuestro organismo se adapte más rápido a esta nueva realidad horaria y funcione de la mejor manera, lo antes posible, entre las que se encuentran:
Acostarse a dormir temprano, es decir antes de la medianoche; eliminar todos los ruidos y beneficiar la oscuridad durante el sueño; adecuar las comidas al nuevo horario; realizar actividad física en la mañana, y en el día, procurar trabajar con la mayor cantidad de luz natural posible.
En los trastornos que se generan hay factores individuales, afectando de un modo diferente a individuos madrugadores o noctámbulos y a quienes están sujetos a realizar actividades en horarios rígidos.
De todas formas es sabido que las personas se adaptan más rápido al horario normal (de invierno), que al de verano. Está comprobado que en el cambio a temporada estival este proceso puede tomar hasta 72 horas.
Y, ¿Qué pasa con las personas que trabajan en lugares cerrados sin luz natural?
Existen muchos trabajos que se realizan sin luz natural lo que tiene efectos a nivel de la exigencia visual y emocional, lo que se regula con cantidad y calidad de iluminación, diseño de los espacios y organización del trabajo. Hay normas claras y orientaciones para ello. La especialista enfatizó además que estos cambios no aumentan o disminuyen las horas de trabajo, recreación y descanso, porque el día sigue teniendo 24 horas. “El cuerpo necesita descansar, por lo que aquellos que creen que ganan horas, se lo están restando a las horas de descanso que el organismo necesita recuperar” finalizó. Terra Networks S.A

Conoce la dura historia de la mujer más gorda del mundo

El triste récord de una enfermedad que suele ser cada vez más común. Aquí una mujer que sobrepasó todos los límites.
La obesidad es una enfermedad que cada día cobra más víctimas. Y en medio de este mal hay personas que han marcados tristes récords, como Carol Yager quien medía 1,70 metros y llegó a pesar 725 kilos. Se ganó el apelativo de la mujer más obesa del mundo.
La chica que sólo alcanzó a cumplir 34 años había nacido el año 1960 en Estados Unidos y en su búsqueda por solucionar su problema se internó muchas veces en un Hospital.
En una de sus últimos ingresos llegó a perder 226 kilos gracias a una dieta de 1200 calorías, pero lamentablemente, por problemas que su cuerpo generaba, la mayoría de kilos perdidos fueron puro líquido.
Volvió a recuperar su peso rápidamente, e incluso llegó a superar lo que anteriormente pesaba. Allí se reveló lo más duro de su problema ya que la retención de líquidos que le aquejaba era producto de problemas graves en su sistema linfático. Pese a que la mujer pidió un último ingreso al Hospital, no la aceptaron de nuevo por creer que su estado no era crítico. Murió una semana después de esta petición negada.
Asimismo, el hombre más gordo del mundo nació en 1941, y su nombre era Jon Brower Minnoch. Comenzó a sufrir problemas de obesidad desde muy temprana edad, a sus tiernos 12 años ya pesaba 132 kilos y a los 22 superaba los 180.
En 1978 tuvo que ser internado a causa de los graves problemas cardiacos. Para trasladarlo fueron necesarios 12 bomberos y un ferry especial para su traslado. Pesaba 635 kilogramos.
Más de 13 enfermeros eran necesarios para cambiarle la ropa y otro tanto de personal para cambiar las sabanas de las 3 camas que habían sido sujetadas para sostenerlo. Gracias a una dieta de cuenta de calorías Jon logró perder 419 kilos y pudo volver a caminar por sus propios medios tras varios años de invalidez.
Sin embargo, con los años volvió a ganar peso y en 1981, ya pesaba 432 kilos de nuevo. Minnoch murió en 1983 pesando 362 kg.